El Dedo de Dios o YOD es el aspecto compuesto, en triángulo que forman 3 o más planetas, ubicados dos de ellos (o más) en una base de 60°, aspecto llamado sextil, y cada uno de los extremos de este sextil distan 150° de uno o más planetas ubicado(s) en lo que es el vértice del triángulo que se forma.
Esos dos aspectos de 150° son llamados quinconce o quincuncio.
La letra hebrea YOD, simboliza el comienzo primero de las cosas, que significa la mano de Dios o el espíritu inmanente guiando al Alma en su camino de evolución. En el árbol de la vida, de la Cábala judía, está representado en el sendero que une Thipereth con Chesed, el nexo entre el Cristo interno con la Norma, la Ley, el Plan Cósmico.
El aspecto compuesto llamado el Dedo de Dios, es entonces, el dedo que marca el sendero hacia la toma de consciencia. Se dice de este aspecto, que una vez activado por tránsitos, progresiones etc., en la persona se produce tal proceso de transformación que muere y renace a un nuevo estadio de su ser que esperaba para nacer. Nunca más vuelve a ser la misma que era antes de la activación del Yod. Nuevos contenidos guardados en el inconsciente emergen. Profundamente catártico es el Dedo de Dios.
En Astrología, sabemos que los aspectos (interacciones angulares de los planetas, diálogo en continuo movimiento) se van desenvolviendo a partir del 0° de Aries, con la conjunción; luego el grado 30 llamado el semisextil o 0° de Tauro; luego el ángulo de 45° o grado 15 de Tauro, o semicuadratura, y así sucesivamente se van sucediendo todos los restantes ángulos hasta llegar al 0° de Aries nuevamente.
Cada uno de los aspectos marca estados y procesos de la consciencia entre los Arquetipos planetarios involucrados. Los aspectos son etapas de la consciencia, que dan características.
El zodíaco, de esta forma, es visto como el círculo que el Alma tiene que recorrer, tantas veces sean necesarias para el desarrollo de la Consciencia Individual. El despertar a la Realidad Esencial Interior, elevarse del plano de la Necesidad, trascender las formas y manejar creativamente sus circunstancias. El Zodíaco es el camino de aprendizaje del Ego o pequeño yo, donde arranca como niño recién nacido en Aries, para llegar al último estadio en el signo de Piscis y poder decir Padre hágase TU voluntad y no la mía, tuya es la gloria, mi fuerza y poder están a tu servicio.
Aries (simbólicamente la chispa o Alma encarnada) va cumpliendo diferentes etapas en el desarrollo de la madurez del Yo, cuando llega a Virgo, se llega al primer quincuncio o aspecto de 150°, y dada la naturaleza de Virgo, este estadio representa el tiempo de limpiar, depurar y de hacer catarsis, donde simbólicamente el Ser se abre a la consciencia del Cristo Interno (representado por Virgo). Aquí es donde se busca hacer una síntesis y unir el cuerpo con el espíritu, limpiando o depurando los rasgos del ego, aquellas cuestiones que se tengan que depurar o limpiar, para ir al encuentro de Dios o lo superior.
En el aspecto de quincuncio menguante, o el quincuncio de vuelta, es decir, cuando los aspectos pasaron ya por el aspecto de oposición, este aspecto de 150° lo forma el 0° de Escorpio, se realiza la muerte del apego único de la consciencia al plano material, deseos personales, etc. con lo cual Aries se transforma y transfigura desde lo puramente personal, egoico o egocéntrico, se trasciende una forma para alcanzar otra más sutil. Tenemos, entonces, dos ángulos de 150° pero con significación diferente, los primeros 150° desde el vértice del triángulo y en el sentido de los signos del zodíaco, por su relación con el signo de Virgo es aquello que está en proceso de limpieza y catársis, ascesis y purificación, aquello que hay que separar y discriminar. Puede estar relacionado con el cuerpo. Los segundos 150°, que en realidad desde el vértice del triángulo y en el sentido de los signos del zodíaco, son 210°, son de transformación, por tener analogía con Escorpio.
Cuando en una carta hay quincuncios, para detectar si son de limpieza o de transformación, vemos las velocidades relativas de los planetas involucrados en el aspecto. Cuando el planeta más rápido está antes del signo que hace oposición al más lento, este aspecto es de función Virgo. Cuando el planeta más rápido está 30° pasados del signo de oposición al más lento, es de función Escorpio.
Cuando en una carta hay el aspecto compuesto llamado Dedo de Dios, tenemos los dos aspectos y cada uno de ellos con la función correspondiente, no importando las velocidades relativas de los mismos.
Por Ej. Saturno en el vértice en el grado 15 de Aries, Urano en el grado 15 de Virgo, haciendo sextil a Mercurio en el grado 15 de Escorpio. Si se toma sólo el quincuncio Saturno -Urano es de función Escorpio, porque (Saturno) está pasado 30° del punto de oposición al más lento Urano. Pero como es un aspecto de los llamados compuestos, se interpreta la configuración completa de ellos. Se puede diferenciar la base del sextil, es decir si el sextil es creciente la es función Géminis o menguante entonces la energía que expresa es la de Acuario. El sextil siempre es un aspecto mental, pero con características diferentes.
Cuando hay Dedo de Dios en una carta natal, la persona se va a ver impelida por las circunstancias o situaciones de su devenir -en un determinado momento-, a trascender lo bajo, impuro (que pueden ser sus inseguridades, dudas, etc.) y morir y renacer transformado. Por eso, siempre se dice que una vez que el YOD se activó en una carta, la persona nunca más vuelve a ser la misma. En el YOD se interpreta los planetas involucrados, los signos y las casas donde los planetas están presentes. Como así también entran en el proceso de transformación las casas regidas por los planetas involucrados en el YOD.